Hermanas Católicas en un mundo Musulmán
En el Túnez contemporáneo, una pequeña comunidad de hermanas Católicas ayuda a cuidar a los bebés cuyas jóvenes mamás deben encarar elecciones difíciles. Tres integrantes de la comunidad internacional de Sisters of Notre Dame de Sion ayudan como empleadas de una guardería infantil en la ciudad costera de Nabeul, en Túnez. Allí cuidan a 14 niños, desde recién nacidos hasta alrededor de los nueve meses, con la ayuda de las hermanas y de nueve mujeres Musulmanas del lugar, que son trabajadoras profesionales en el cuidado de niños. La guardería brinda un ambiente de amor y de hogar para los bebés, mientras sus madres solteras deciden si podrán quedarse con ellos.
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Los bebés reciben mucho amor de la Hermana Agnes Perrin, N.D.S., de Feten, una cuidadora de niños local, y de la Hermana Araceli Medina, N.D.S. Las Sisters of Notre Dame de Sion co-patrocinan la guardería de Nabeul, Túnez, como parte de la ayuda social a madres solteras. |
Ayudar a las madres en crisis
La guardería de Nabeul, con sus discretas paredes de color pastel, conjuntos de juguetes de colores brillantes, y cunas ordenadas según las edades de los infantes, está en un tranquilo vecindario residencial. Recibe algo de ayuda económica de la municipalidad, "y la mayoría, de personas de buen corazón," dice la Hermana Araceli Medina, N.D.S., nacida en El Salvador, en su español nativo, y agrega, "¡corazones Musulmanes y corazones Cristianos!"
Si bien Túnez es un modelo de tolerancia y progreso en el mundo Musulmán, una madre soltera a menudo se enfrenta con el rechazo de su familia, el aislamiento durante su embarazo, y el desafío de criar al niño ella sola, con recursos económicos limitados o inexistentes, y sin aptitudes para el trabajo. Si bien la adopción es desaprobada o prohibida en algunas naciones Musulmanas, en Túnez está permitida y alentada si la mamá soltera no puede mantener al niño.
Esta guardería, entonces, brinda una opción vital a las madres solteras. Trabajadores sociales ayudan a cada madre a evaluar sus aptitudes para el trabajo, su educación y el sistema de apoyo familiar para determinar si tiene los medios para mantener y cuidar al niño a largo plazo. Y teniendo a su bebé cuidado por expertos durante este tiempo, la madre puede ocuparse de desarrollar sus habilidades profesionales y encontrar un trabajo-un elemento vital si quiere conservar a su bebé. Por lo menos el 50 por ciento de las madres opta por conservar a sus bebés.
Ofrecer libros e instrucción
Otra orden religiosa de hermanas en Túnez también concentra su atención en los niños. En La Marsa, un suburbio pintoresco de Túnez, dos Hermanas Misioneras de Our Lady of Africa (conocidas popularmente como las Hermanas Blancas) administran una biblioteca y centro educativo para niños.
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La colaboración Católico-Musulmana es la norma en la biblioteca y centro educativo de las Hermanas Blancas en el suburbio de La Marsa, en Túnez. Aquí la Hermana Simone Verges, M.S.O.L.A. y Lynda, la bibliotecaria asistente, ayudan a Ahmed, de 10 años, a revisar un libro. |
Tanto Laroche como Verges aportan energía y conocimiento a su trabajo con los niños de Túnez, como también brindan ayuda en la Parroquia cercana de St. Cyprian, con la liturgia y otras actividades parroquiales. Por una pequeña contribución anual, los niños del vecindario usan la biblioteca y el centro educativo y reciben instrucción de las hermanas y de sus colegas laicos, tanto Musulmanes como Católicos.
¿Cómo trabajan los sacerdotes, hermanos y hermanas Católicos en los países Musulmanes? En general, cuando un país ha adoptado una constitución Islámica, esto significa que no se permite proselitismo o enseñanza religiosa ostensible de otras religiones. Por supuesto, hay vastas diferencias entre las naciones Musulmanas en cuanto a la forma en que se aplica esta regla. Pero ¿cómo hacen los miembros de las comunidades religiosas Católicas para difundir la Buena Nueva de Jesús, cuando no les está permitido evangelizar? Una respuesta viene de la vida de Saint Francis of Assisi (San Francisco de Asís). En su Regla de 1221 para su nueva orden, estipuló que aunque los hermanos necesitaban tener permiso para emprender un ministerio de evangelización, “sin embargo, todos los hermanos deben predicar con sus acciones.” Esa es en definitiva la misión de la Iglesia Católica en Túnez. Según el arzobispo de Túnez, Maroun Lahham, “Aquí en Túnez, en el Magreb [las naciones de África del Norte de Túnez, Argelia, Libia, Marruecos y Mauritania], la mejor manera de evangelizar es vivir,” ser una presencia. Si bien los Católicos conforman sólo el 1 por ciento de los 11 millones de personas de Túnez, y el Islam es la religión oficial de la nación, la antigua colonia francesa ha tenido una relación de 150 años con la Iglesia Católica, y esa familiaridad es un factor del nivel de confort de los Tunecinos con la iglesia y sus representantes. Pero más que los años de presencia, dijo Lahham, “Yo diría que es la calidad de nuestra presencia.” La arquidiócesis y las órdenes religiosas Católicas patrocinan o dotan de personal a un gran hospital, varias clínicas, más de media docena de bibliotecas y centros de estudios, y nueve escuelas desde kindergarten hasta la escuela secundaria y cursos profesionales. Además, mujeres y hombres religiosos trabajan con instituciones patrocinadas por el gobierno y por los gobiernos municipales en programas para mujeres, niños en riesgo, guarderías, los ancianos y con niños y adultos con diferentes capacidades mentales y físicas. Los tunecinos Musulmanes también aprecian a las instituciones Católicas, porque saben que la iglesia comparte sus propias normas morales, especialmente los valores familiares y la modestia en la vestimenta, y las enseñan y sostienen. “Todos conocen a las hermanas,” dijo un tunecino que trabaja en la industria del turismo. Los Tunecinos saben lo que ofrecen a nuestra gente.” —Pat Morrison |
La luminosa y bien provista biblioteca es un sitio muy concurrido. Verges y Lynda, una mujer Musulmana que es la bibliotecaria asistente y da instrucción en árabe a los niños, ayudan a los niños a escoger libros para sus tareas escolares. Delphine Renard, una voluntaria laica de Fidesco, una ONG Católica que tiene su sede en Francia, enseña a otros en francés.
La biblioteca y centro educativo de las hermanas es también un microcosmos de cooperación y mutuo respeto Católico-Musulmán que es la característica distintiva de Túnez. "La gente confía en nosotras como religiosas y nos respeta como educadoras," dijo Laroche. "Ellos saben que nosotras no evangelizamos, sino que respetamos su religión y verdaderamente nos interesan sus niños."
Ayudar a los pobres
Para llegar a un tercer grupo de hermanas que forman una presencia Católica en Túnez, debemos dejar La Marsa y dirigirnos al sudoeste, al centro del país al borde del desierto de Sahara. Aquí las Franciscan Missionaries of Mary (Misioneras Franciscanas de María) viven entre los desempleados y los trabajadores pobres del barrio de Doualy de Gafsa.
Las Franciscan Missionaries of Mary llegaron a Gafsa en 1968 por invitación del obispo, para ayudar a brindar atención de la salud y servicios sociales. Desde entonces están aquí. Como muchos ministerios en que se involucran las comunidades religiosas, la cantidad de servicios brindados supera la cantidad de hermanas que hay en la pequeña comunidad de Gafsa. Gran parte de su trabajo implica ayudar a las familias y los ancianos pobres y capacitar a las mujeres.
El tejido de alfombras, la especialidad de la región, es en gran medida trabajo de las mujeres, hecho en casa. Pero tradicionalmente las mujeres no ganaban un salario por ello. Las hermanas ayudaron a las mujeres de Gafsa a formar una cooperativa, donde todas las tejedoras comparten las ganancias. También las han ayudado a poner precios competitivos a sus productos y a comercializar más ampliamente sus artesanías.
La hermana Renee Mignot, F.M.M. es enfermera, y una veterana con muchos años de servicios en Túnez. Antes de que Túnez se independizara de Francia, Mignot trabajó en hospitales, tanto Católicos como militares. Pero luego, cuando muchos de los franceses dejaron el país en 1956, gran parte de la atención de la salud para la gente de las áreas periféricas partió con ellos. El nuevo gobierno independiente de Túnez recién se estaba organizando; había muchas necesidades sin atender en las ciudades, más aún en las zonas rurales.
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La Hermana Micheline Laroche, M.S.O.L.A. ayuda a Fátima, de 12 años, con una tarea de lectura en francés en la biblioteca y centro educativo que su comunidad, las Hermanas Blancas, administra en La Marsa, un suburbio de Túnez. |
La hermana Monique Decaux había traído su comunidad de Franciscan Missionaries of Mary a Túnez desde Francia en 1946. Su descripción del trabajo de su comunidad podría ser la de toda la misión de la iglesia en Túnez. "Aspiramos simplemente a ser una presencia entre la gente," dice. "Ellos nos conocen. Saben que los amamos."
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